Deprimartes satinados:
El Rock Sinfónico, junto con el Progresivo, son las dos mejores
y más elaboradas variantes de la historia del Rock. Nacen de la necesidad de
aplicarle algún tipo de método a la locura experimental del Rock Psicodélico, y
en su afán de lograr la aprobación artística de la crítica “seria” se acercan a
las fórmulas de la música clásica; utilizando una orquesta como acompañamiento.
Y uno de los primeros pasos –sino el primero- que dio el Rock Sinfónico se
debió a un engaño. La compañía discográfica Decca necesitaba probar los nuevos
equipos para grabar en estéreo que había adquirido, y para ello tuvo la idea de
ejecutar una pieza de música clásica en la versión de una banda de Rock y con
una orquesta de fondo. Los elegidos para esta tarea fueron los entonces
ascendentes The Moody Blues, quienes ni bien se hacen cargo del proyecto convencen
a su productor de usar la orquesta para grabar un material conceptual que
habían estado preparando; sin que la discográfica se entere de lo que estaban
haciendo. Por suerte les salió bien, porque grabaron uno de los mejores discos
de 1967 -el mejor año del Rock- como fue el álbum “Days Of Future Passed”; y la
compañía estuvo más que feliz con esta extraña mezcla entre la música orquestal
y la inventiva de artistas psicodélicos. Como final de esta gran obra tenemos
el tema que hoy nos ocupa, el mayor éxito de la banda, con una letra enigmática
y que parece estar poblada de sentimientos amargos: “Noches
en satén blanco, que nunca llegan a su final. Cartas que he escrito, y que
nunca quise enviar”.
Increíble amalgama entre sonidos de orquesta, coro, una
banda de rock, y un mellotrón. El mellotrón se acciona con un teclado como el
del piano, y al tocar cada tecla se reproducen cintas magnetofónicas con sonidos
pregrabados; como instrumentos de orquesta o ritmos. Su uso en la introducción
de flautas del tema “Strawberry Fields Forever” de The Beatles lo catapultó a
la fama y lo convirtió en un sinónimo del sonido psicodélico. Aquí es usado
para adornar la bella melodía de esta canción con fraseos de violines entre los
versos cantados, resaltando todavía más ese aire de angustia que predomina en
la letra por un amor no correspondido: “Belleza que
siempre me he perdido con estos ojos anteriormente, ya no podré decir la verdad
acerca de lo que me pasa. Porque te amo, sí te amo. Oh, cómo te amo”.
Es imposible no mencionar que del riñón de esta banda
surgió Denny Laine, quien durante diez años fuera el único compañero de ruta que
les aguantó todo el viaje a Paul y Linda McCartney en esa aventura post-Beatle que
fue la banda “Wings”. Y aunque para cuando grabaron este clásico Denny ya no
estaba con ellos, The Moody Blues superaron su partida y dejaron para la
posteridad esta postal de una época donde la música sonaba como salida de un
extraño sueño: “Contemplando a la gente, veo que
algunos van tomados de la mano; y ninguno de ellos puede entender por lo que
estoy atravesando. Algunos tratan de decirme cosas con argumentos que no pueden defender,
como eso de que todo aquello que quieras ser, eso serás en el final”. ¡Feliz
Deprimartes!
Amo este tema... Me recuerda a muchas noches de lsd.
ResponderBorrarToda la música de ese año está compuesta para escucharla colocado en LSD, probablemente el invento más maravilloso de la historia de la humanidad.
ResponderBorrarMúsica para ser feliz y desnuda.
BorrarCuando quieras, jajaja.
BorrarJa ja claro. Ya quisieras.
ResponderBorrarJajajaja, obvio. Y eso que no sé quién sos.
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