Deprimartes contaminado:
Este tema es un éxito del año 1964 del sello
Motown, en la voz de la cantante negra Gloria Jones –la misma que fuera novia
del líder de T-Rex, Marc Bolan, y que estuviera conduciendo el automóvil en el
accidente en el cual murió este glamoroso músico-, pero no fue sino hasta la versión
de Soft Cell que ganó fama internacional. Aún hoy continúa siendo el éxito más
grande que tuvo este dúo de Synth Pop, el que prácticamente nunca pudo repetir:
“A
veces siento que tengo que salir corriendo, tengo que escaparme de todo el
dolor con que llenas mi corazón. Este amor que compartimos no parece ir a
ninguna parte, y siento como si hubiera perdido toda mi luz, ya que no hago más
que dar vueltas en la cama sin poderme dormir”.
El sonido electrónico de esta reversión es casi un símbolo
de esos primeros años de la MTV y del nacimiento de la era de los videoclips
ficcionados –aquellos en que a los músicos no sólo se los ve tocando frente a
una audiencia, sino también actuando-. Y en este caso vemos al líder del dúo, el histriónico Marc Almond, disfrazado
como una suerte de emperador romano, haciéndose abanicar por un eunuco negro mientras
toma el té con una celosa y molesta novia de vestido victoriano. Dave Ball, el
otro integrante del grupo, aparece como un jugador de cricket con un visible
corte en su cara, trayendo a una niñita para llevarla ante el cantante, quien parece
hablarle en la letra a esta pequeña niña: “Una
vez corrí hacia ti, ahora correré para huir de ti y de este amor contaminado
que me has estado dando. Te brindé todo lo que un muchacho podría darte. Tu te
apoderas hasta de mis lágrimas, y parece que aún quieres más. Esto es un amor
contaminado”. Todo tiene
un tufillo demasiado pederasta para mi gusto. Ha habido toda una gama de
interpretaciones de este video, pero mi preferida es aquella que reza que todo
lo ocurrido en el terreno de la música y los videoclips de esos primeros años ’80
puede explicarse con una sola frase: grandes cantidades de cocaína.
El emperador va a columpiarse mientras deja a
la niña jugando con pirañas… Este más que extraño videoclip nos grafica el
trato cruel que los mayores pueden llegar a prodigarle a un niño. Hablando de
manera metafórica, es en mayor o menor medida lo que hacen todos los padres.
Pero, bueno; ¿quién podría culparlos? En definitiva no existe un manual de cómo
ser buen padre, y más de uno de ellos no hace más que llevar adelante la
crianza de sus hijos como si estuviera movilizado por un compendio de sus propias
frustraciones; frente a la sonrisa incomprensiva de esos ojos de niño que lo
idolatran: “Ahora sé que tengo que salir corriendo, tengo que huir. Tu no
quieres que las cosas entre nosotros estén bien, sólo necesitas alguien que te
sostenga firmemente. Y crees que el amor es algo a lo que hay que rezarle todos
los días. Bien, lo siento, pero yo no rezo de esa manera”.
Polémicas aparte, lo que
puede rescatarse de la letra de esta canción es que el amor, por maravilloso
que sea, tiene escondido entre sus dobleces esa condición tan suya de morboso y
retorcido.
La forma en que nos lastima lo convierte en algo adictivo: “No me toques, por
favor; no puedo soportar la manera en que me seduces. Te amo aunque me lastimas
demasiado, así que empacaré mis cosas y me largaré de aquí”. Y
en este segmento de la letra está la raíz misma del amor. No queremos que nos
dañen pero no podemos soportar que no lo hagan, así que luego de exigir a los
gritos que no lo toquen, el cantante susurra: “Tócame, nena, con tu amor
contaminado”. En fin… ¡Feliz Deprimartes!
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