Deprimartes vaporoso:
Devenidos en emblema de todo adolescente con
alma de “darkie”, The Smashing Pumpkins han sido una propuesta más que
interesante dentro de la música norteamericana de fin de siglo. Con orígenes en
el post-punk, esta banda siempre apuntó a más, a no quedarse en la simple
virulencia de una música tan primal; y apuntaló su enorme crecimiento artístico
en el lirismo de las letras de su líder Billy Corgan. Esta banda, que se caracterizó
por tener siempre a una mujer al mando del bajo eléctrico, en su mejor momento
editó el álbum Mellon Collie and the Infinite Sadness, el cual es considerado
uno de los mejores de la década del ’90, tanto por la enorme cantidad de temas
que brindó, como por su tono oscuro y depresivo. Ya su mismo título lo anuncia,
porque si bien “Mellon Collie” es un juego de palabras que no significa nada,
suena igual a la palabra melancolía. Así, el álbum nos prometía ya desde su
portada la melancolía y la tristeza infinita: “El tiempo nunca es tiempo del todo. Nunca jamás podrás
irte sin dejar atrás un pedazo de juventud. Y nuestras vidas han cambiado para
siempre, nunca volverán a ser las mismas. Cuanto más cambias, menos sientes.
Cree, créeme”. Podrán verterse barriles enteros de tinta
sobre la música de la última década del segundo milenio, y debatir si para ese
entonces el Rock & Roll ya estaba muerto o no, pero si hay algo
indiscutible es que el arte de hacer los videoclips que acompañaban una canción
había alcanzado una madurez imposible de soñar sólo unos años atrás. Y como
prueba, que baste este botón: el video de este tema es una joya que nos remite
a la sobria magia de las películas de los primeros años del Siglo XX. Muy
especialmente a “Le Voyage dans la Lune” del genial director francés Georges
Méliès, quien con la ayuda de su compañía de teatro plasmó en celuloide unas
improbables y estrambóticas aventuras extramundanas, en las que llegó a poner
en escena los primeros efectos especiales de la historia del cine.
“Cree
en que la vida puede cambiar, cree en que no estás atascada en un lugar sin
esperanzas. No somos lo mismo, esta noche somos diferentes. Esta noche… Esta
noche tan brillante”. Creer siempre nos ha llevado a
lograr cosas insospechadas. Y aquellas viejas filmaciones francesas -tan
románticamente rústicas- nos remitían a los escritos de Julio Verne, el padre
de los sueños de la humanidad moderna; quien en sus escritos no tenía reparos
en romper la barrera de lo imposible para viajar de la Tierra a la Luna, cruzar
veinte mil leguas de viaje submarino, o dar la vuelta al mundo en ochenta días
para terminar llegando hasta el faro del fin del mundo. Sus obras empujaban a
un mundo que comenzaba a iluminarse, a creer, a probar sus límites, a alucinar
con todo aquello que podría alcanzarse en un futuro cercano a través del
progreso industrial.
“Y
ahora sabes que nunca estuviste muy segura, pero ahora estás segura de que tal
vez estás en lo correcto si decides ir hacia la luz. Y así las brasas nunca se
apagarán en tu ciudad sobre el lago, el lugar en el que naciste. Cree, créeme”.
Y aquí justamente la estética del videoclip nos deja
espacio para hablar de una idea retrofuturista, una maravillosa ucronía que con
el tiempo llegó a llamarse “steampunk”. Esa quimera de conquista de las
fronteras del espacio que serían alcanzadas gracias a las máquinas movidas por
la fuerza del vapor, tal como era imaginado allá por la época victoriana. Si
bien hoy en día este subgénero de la ciencia ficción ha alcanzado una madurez
envidiable, para la época de los libros de Verne y de las películas de Méliès,
así era como la gente culta imaginaba el futuro posible.
Finalmente, el
videoclip nos habla de un escape. Un escape de la Tierra, un escape de la Luna,
un escape del fondo del mar... Quizás sea una metáfora del escape de Billy Corgan
de su difícil infancia -¿qué artista no la tuvo?-. Bueno, pues; podría decirse
que viajar en zepelín a la Luna también es una forma de escaparse. Tal vez sea
porque la búsqueda de algo nuevo es siempre un escape… Supongo que depende del
punto de vista de quien observe la travesía: “Cree
en la resuelta urgencia del ahora, y si crees que no tendremos una sola chance
esta noche, esta noche tan brillante… Entonces crucificaremos nuestra
hipocresía esta noche, haremos las cosas bien, lo sentiremos todo esta noche.
Encontraremos una forma de ofrecernos esta noche, todos los indescriptibles
momentos de tu vida esta noche. Lo imposible es posible esta noche, cree en mí
como yo creo en ti, esta noche”. Y allí se queda la Luna con cara
enojona porque finalmente la humanidad se ha atrevido a revelar sus secretos. Y
es que la raza humana, simplemente, no sabe que no es posible todo aquello que
le es imposible; al igual que el abejorro no sabe que no puede volar, y por
tanto vuela. Los sueños fogoneados por las ideas movidas a vapor de Julio Verne
han hecho que el hombre siempre esté en movimiento, incapaz de comprender que
existen lugares a los que tal vez no debería ir jamás. ¡Feliz Deprimartes!
A este Corgan lo mismo lo odias que lo amas, lo que está claro es que no deja indiferente a casi nadie, lo cual afirmo como un halago.
ResponderBorrarTremenda canción, de mis favoritas, por eso la reseñé en mi propio blog. Aunque yo siempre seré más de Siamese Dreams
Abrazo Carlos
¡Gracias, estimado colega! Nunca he sido muy adepto a esta banda, pero gracias al trabajo que me demanda esta nueva temporada del blog, estoy conociendo y reconociendo artistas a los que no les había dedicado más que una mirada al pasar y con el rabillo del ojo. Este video es un logro en sí mismo, tan lleno de detalles sobre los cuales filosofar... Un premio para los sentidos. Gran abrazo de Rock.
Borrar