Deprimartes inspirado:
“Sólo unas pocas horas más, y estaré en casa,
a tu lado. Me parece que los chicos me están llamando. Beth, ¿qué puedo
hacer?”. ¿Qué hacer
cuando una labor creativa requiere de nosotros y la inspiración no llega? Qué
desdichados que somos cuando las Musas no acuden en nuestra ayuda. ¡Oh,
Calíope! ¡Oh, Polimnia! ¡Oh, Euterpe! ¡Oh, Erato! ¿Por qué la iluminación
artística no aparece cuando más la necesitamos -como me pasa a mí justo
mientras escribo esto-? A lo mejor, si me pongo a escribir, mi vena literaria
aflore…
No podían quedarse afuera de los Deprimartes los muchachos
híper maquillados de KISS. Ace Frehley, Peter Criss, Paul Stanley y Gene
Simmons –más conocidos por todos como el Hombre del Espacio, el Gato, la
Estrella y el Vampiro- crearon allí donde nadie creaba. Además de hacer un muy
aceptable Hard Rock, matizaron su carrera ocultando sus verdaderos rostros tras
toneladas de maquillaje, botas de altísimos tacos, capas de cuero, instrumentos
en forma de hacha, millones de fuegos artificiales, y lengüetazos kilométricos.
Nadie como ellos le dio rienda suelta al costado circense de nuestro querido Rock.
Y, sólo muy de vez en cuando, se ponían serios. Como en este tema. Aunque
escuchar esta canción tan melodiosa de parte de alguien pintarrajeado como un
gato genere una sensación un tanto extraña: “Beth,
escucho que estás llamando; pero no puedo ir a casa justo ahora. Porque la
banda y yo estamos tocando, y no logramos encontrar el sonido justo”. Yo
también soy músico, y salvando enormes distancias, sé de lo que este hombre
está hablando. Esa angustiante carencia de inspiración. Aunque reconozco que más
he sentido este sinsabor a través de mi costado dramatúrgico. Tuve oportunidad
de escribir varias piezas de teatro (la mayoría, una porquería; unas pocas, muy
dignas), y de ver muchas de ellas puestas en escena. Y cuando tenía que
escribirlas… Bueno… Era difícil. A veces, las palabras simplemente no aparecían.
Pero cuando sí lo hacían, era un sentimiento glorioso, una avalancha de ideas que
no se podía detener. Podía escribir y corregir durante horas y horas, y todo lo
demás pasaba a un segundo plano.
No se puede dejar de abrazar a la inspiración que llega y
te utiliza como vía para expresarse. Por más que eso, a veces, haga que
descuidemos otros aspectos importantes de nuestro mundo afectivo: “Dices que te sientes muy vacía, que nuestra casa no es
un hogar. Que yo estoy siempre en otro lugar, y que tú estás ahí, siempre sola”.
Pero, finalmente, para el protagonista, la Musa se digna aparecer, y ahí todo
pasa a un segundo plano para él también: “Beth, sé
que estás sola, y espero que estés bien, porque los chicos y yo estaremos
tocando toda la noche”. Feliz Deprimartes.