martes, 27 de mayo de 2014

Capítulo 85: “Beth”: KISS. (1976)




Deprimartes inspirado:

“Sólo unas pocas horas más, y estaré en casa, a tu lado. Me parece que los chicos me están llamando. Beth, ¿qué puedo hacer?”. ¿Qué hacer cuando una labor creativa requiere de nosotros y la inspiración no llega? Qué desdichados que somos cuando las Musas no acuden en nuestra ayuda. ¡Oh, Calíope! ¡Oh, Polimnia! ¡Oh, Euterpe! ¡Oh, Erato! ¿Por qué la iluminación artística no aparece cuando más la necesitamos -como me pasa a mí justo mientras escribo esto-? A lo mejor, si me pongo a escribir, mi vena literaria aflore…

No podían quedarse afuera de los Deprimartes los muchachos híper maquillados de KISS. Ace Frehley, Peter Criss, Paul Stanley y Gene Simmons –más conocidos por todos como el Hombre del Espacio, el Gato, la Estrella y el Vampiro- crearon allí donde nadie creaba. Además de hacer un muy aceptable Hard Rock, matizaron su carrera ocultando sus verdaderos rostros tras toneladas de maquillaje, botas de altísimos tacos, capas de cuero, instrumentos en forma de hacha, millones de fuegos artificiales, y lengüetazos kilométricos. Nadie como ellos le dio rienda suelta al costado circense de nuestro querido Rock. Y, sólo muy de vez en cuando, se ponían serios. Como en este tema. Aunque escuchar esta canción tan melodiosa de parte de alguien pintarrajeado como un gato genere una sensación un tanto extraña: “Beth, escucho que estás llamando; pero no puedo ir a casa justo ahora. Porque la banda y yo estamos tocando, y no logramos encontrar el sonido justo”. Yo también soy músico, y salvando enormes distancias, sé de lo que este hombre está hablando. Esa angustiante carencia de inspiración. Aunque reconozco que más he sentido este sinsabor a través de mi costado dramatúrgico. Tuve oportunidad de escribir varias piezas de teatro (la mayoría, una porquería; unas pocas, muy dignas), y de ver muchas de ellas puestas en escena. Y cuando tenía que escribirlas… Bueno… Era difícil. A veces, las palabras simplemente no aparecían. Pero cuando sí lo hacían, era un sentimiento glorioso, una avalancha de ideas que no se podía detener. Podía escribir y corregir durante horas y horas, y todo lo demás pasaba a un segundo plano.


No se puede dejar de abrazar a la inspiración que llega y te utiliza como vía para expresarse. Por más que eso, a veces, haga que descuidemos otros aspectos importantes de nuestro mundo afectivo: “Dices que te sientes muy vacía, que nuestra casa no es un hogar. Que yo estoy siempre en otro lugar, y que tú estás ahí, siempre sola”. Pero, finalmente, para el protagonista, la Musa se digna aparecer, y ahí todo pasa a un segundo plano para él también: “Beth, sé que estás sola, y espero que estés bien, porque los chicos y yo estaremos tocando toda la noche”. Feliz Deprimartes.

martes, 20 de mayo de 2014

Capítulo 84: “Lately”: Stevie Wonder. (1980)



Deprimartes infiel:

¿Quién no ha tenido la necesaria y dolorosa experiencia de ver impotente cómo se termina una pareja? Pocas cosas nos devastan tanto, como si un incendio forestal nos calcinara el alma y dejara un campo mustio y reseco sobre el cual volver a sembrar y a construir. Pero, como un fuego que aniquila lo viejo y da lugar al brote nuevo, a veces es algo totalmente necesario. Hay que volver a empezar, y aprender de lo que se terminó. Aquí tenemos una joya de parte de un genio que describe a la perfección esos últimos estertores de un matrimonio: “Últimamente he estado teniendo esta extraña impresión, sin razones aparentes; la sensación de estarte perdiendo ronda mi mente. Muy frecuentemente cuando sales usas perfume, y me dices que no vas a ningún lugar en especial. Y cuando te pregunto si volverás pronto, no lo sabes. Nunca lo sabes”.

Un pequeño niño afroamericano nace prematuramente y sin el sentido de la vista. A pesar de esto, su enorme talento musical lo convierte en esa pequeña maravilla llamada Stevie Wonder -nunca mejor puesto el seudónimo-, y que viene desgranando éxitos desde hace casi cincuenta años. Aquí nos detalla la decepción de un hombre que va descubriendo lo que no quiere descubrir: “Soy un hombre con muchas ideas, y espero que mis premoniciones estén equivocadas. Pero aquello que realmente siento, mis ojos no lo logran ocultar, porque siempre empiezan a llorar. Porque esta vez puede significar el adiós”.


Algo resabido es que hay sólo dos cosas seguras en la vida, y de las que nadie se escapa: la muerte y la infidelidad. Y aunque sabemos que estos acontecimientos formarán parte de nuestra vida, para bien y para mal, ambos son eminentemente tristes cuando llegan: “Últimamente me estuve mirando en el espejo, indagándome lentamente; tratando de convencerme de que no tengo razón con lo que te pasa. Pero la otra noche, mientras dormías, casi te escuché suspirar el nombre de otro; y cuando te pregunté qué escondías, solamente me dijiste que nada había cambiado”. Dicen que la verdad no ofende, sólo duele. Pero, ¿realmente querríamos saber esa verdad tan dolorosa? Porque, ¿cómo haremos para sobrevivir a lo que sentimos como un cuchillazo entre las costillas, una lanza en nuestro corazón, un disparo en la nuca? ¿Valdrá la pena ser felices a través de una mentira? Tal vez sí, ¿quién lo sabe? Hay vida más allá del amor. Sólo es cuestión de aventurarse a buscarla. ¡Feliz Deprimartes!

martes, 13 de mayo de 2014

Capítulo 83: “Sowing The Seeds Of Love”: Tears For Fears. (1989)



Deprimartes surrealista:

“Cada minuto de cada hora, amo a los girasoles. Y creo en el poder del amor. Sembrando las semillas, se necesita ponerle un final a las políticas de la avaricia, con amor.” Un collage de budas, anks, palomas de la paz y serpientes mordiéndose la cola. Símbolos masónicos. Ingravidez. Pavos reales. Un libro con dibujos que cobran vida. Todo parece ser el marco ideal para una canción psicodélica… Pero la letra no es más que una inexplicable queja sociopolítica. Como sea, la queja es válida: si la realidad es como la pinta la letra, lo mejor es vivir encerrado en un sueño lisérgico. “En nuestro momento culminante, nos plantamos y sacudimos las opiniones del hombre común, mientras el tren del amor va de costa a costa. Y a quien más amamos es quien nos dice a qué ritmo bailar. ¿Podrías poner tu mejor cara y aniquilar cualquier esperanza de democracia, mientras los titulares dicen que eres libre de elegir? Recibirás un huevazo en la cara y tendrás barro en los zapatos, porque uno de estos días a esto que pasa van a llamarle depresión”.

Curt Smith y Roland Orzabal conformaban Tears For Fears, un dúo muy popular y muy talentoso de mediados de los años ‘80, cuyos integrantes no parecieron soportar este mega éxito lisérgico, y pasaron a convertirse en un dúo de uno solo –Smith abandonó la formación luego de este disco-. Después de una década de carrera irregular, volvieron a verse las caras y a salir de gira recordando una y otra vez este clásico retro hippie: “Tiempo de que te tragues tus palabras, cómete tu orgullo y abre tus ojos”.

A pesar del hermoso video psicotrópico de esta canción, la letra parece un pedido desesperado para que uno piense a quién va a votar, y una crítica descarnada hacia la dirigencia política: “Veo lágrimas en los ojos de la gente. Todos miran al cielo esperando algún tipo de intervención divina. ¡Y mientras tanto la comida se echa a perder! Una pena, porque todo se ve tan rico y apetecible. Los políticos se benefician de tus grandes ideales, mientras tú no tienes ni idea de cómo se siente la mayoría. Y así, sin amor ni una Tierra Prometida, somos tontos siguiendo las reglas del plan que tiene el Gobierno. ¡Deshagámonos de este estilo de vida! ¡Interfiramos la señal! ¡Cualquier cosa sirve!”. Es cierto, todos estamos en esta pequeña esfera girando alrededor de un gran girasol. Pero está todo mal. Para colmo de males, se ha dicho más de una vez que la música es una copia del glorioso “Yo soy la morsa” de los Beatles –personalmente estoy de acuerdo, está más cerca del robo descarado que del homenaje-.

Finalmente, la diatriba social va tornándose más personal y psicológica: “Siente el dolor, háblalo; si eres un hombre preocupado, entonces grítalo. Corazones abiertos, siéntelo; mentes abiertas, piensa en eso. Cada uno lea al respecto; cada uno grite al respecto… Que cada uno lea sobre esto. Hay libros para leer en todos los rincones”. Ahora parece decirnos “infórmate”. Pero creo que el quid de la cuestión está en la siguiente línea: “Sembrando la semilla, los pajaritos y las abejas, mi novia y yo, enamorados”. O sea: la realidad apesta, y la felicidad sólo puede alcanzarse en un estado de ensoñación, así que... Pajaritos… Abejas… ¡Tengamos sexo, que se acaba el mundo! Feliz Deprimartes.

martes, 6 de mayo de 2014

Capítulo 82: “My Melancholy Blues”: Queen. (1977)




Deprimartes agrio:

Esa tristeza inabordable, esa grandiosa impresión de sinsentido en la que a veces la desesperanza nos sumerge encuentra su alma gemela en la voz de esta canción: “Otra fiesta que se acaba, y yo ya no estoy tan sobrio. Mi nena me dejó por otro. No quiero hablar de esto, me quiero olvidar de lo que pasó. Quiero quedarme intoxicado con este sentimiento tan especial”. Déjenme estar amargado. La vida me ha vuelto a apuñalar el corazón, así que déjenme lucir con dignidad este hermoso cuchillo que llevo clavado en el pecho. No lo entenderías… Si no estuviera triste ahora, significaría que no habría logrado aprender nada de todo lo que me pasó.

Estamos ante una maravillosa descripción de alguien que quiere estar deprimido por un rato, enfundada en la voz más grandiosa que nos ha dado el Rock. Freddie Mercury, junto a sus compinches de Queen, se envuelve en la bandera de la melancolía para decirnos esto: “Así que te pido que me entiendas. Déjame entrar en esa sensación de hundimiento, que me dice que mi corazón nunca estuvo tan mal como ahora. Por eso no esperes que me comporte perfectamente, y que esté con una sonrisa radiante, porque pronostico que se avecinan días nublados”.

“No intentes detenerme, porque pronto llegaré a esa zona tormentosa”. Hermosa poesía. A veces es imprescindible caer en un estado taciturno y meditabundo, porque sin días nublados no apreciaríamos los días de sol. Y para todos aquellos que intenten en vano levantarme la moral, les contestaté con otro verso de este gran tema: “Siento que estoy permanentemente adherido a este extraordinario estado de ánimo. Así que, córranse y déjenme tranquilo, que quiero vérmelas con mi tristeza melancólica”.


Es obvio que Freddie canta con el tono agridulce que logra la resignación. Su voz llega con una sensación de: “Esto es lo que ha tocado en suertes. Disfrutemos de lo malo también”. Amiguémonos con nuestra melancolía, tal vez hasta podamos sentirnos orgullosos de ella: “Estoy causando una pequeña sensación con este nuevo asunto mío. Siento como si estuviera en las noticias, me estoy acostumbrando a esta nueva clase de exposición. Ven a mi encuentro, que me gustaría que te encuentres con mi tristeza melancólica”. Un tema con el glorioso detalle de ser uno de los únicos en todo el repertorio de la banda en no contar con la guitarra de Brian May. ¡Hasta el próximo Deprimartes!