Deprimartes legendario:
George Harrison, con una ayudita de sus amigos, se armó
esta mega banda para decirnos que la vida misma parece tener una fijación
obsesiva con el hecho de darnos una paliza a diario. Así que, por favor, espero
que ese no sea tu caso; y que me trastes con cuidado: “He
sido golpeado y derribado, me despidieron y me dispararon. Tú eres lo mejor que
me pasó, así que trátame con cuidado. Mi reputación puede cambiar, por el
momento la situación es tolerable; pero tú eres adorable, así que trátame con
cuidado”.
¡Quién tuviera amigos así! Aqí los tenemos a Roy Orbison,
probablemente la mejor voz que pasó alguna vez por el Rock, a Bob Dylan, el más
grande poeta del Folk, a Jeff Lynne, que llevó al máximo eso de mezclar la Música
Clásica con los ritmos modernos en su Electric Light Orchestra, y al juglar
sureño Tom Petty, de quien en anteriores Deprimartes he confesado que me
gustaría reencarnar cuando me muera. Todos acompañando al ex Beatle místico en
esta aventura musical con aires de salida de compinches, para contarnos que la
realidad golpea muy duro, y que cuando la vida nos tira al piso lo mejor que podemos
hacer es levantarnos; no sólo para seguir adelante, sino porque la vida, cuando
nos ve en el suelo, siempre intenta patearnos en la cabeza: “Me han estafado y me han tomado por idiota. Me robaron y
me ridiculizaron, tanto en reformatorios como en la escuela nocturna. Así que
tú trátame con cuidado. Estuve varado en aeropuertos, aterrorizado, me han
mandado a reuniones estando hipnotizado, fui sobre expuesto y comercializado.
Así que tú, por favor, trátame con cuidado”. Rescato el empeño que pone
el protagonista de la letra para seguir su pelea, como si fuera un acto
reflejo. Hay que seguir, al menos por uno mismo, ya que no queda otra opción: “Estuve muy tenso y hecho un desastre, pero de a poco me estoy
arreglando solo; o al menos eso espero. ¡Ya huelo el dulce aroma del éxito!”.
Estos muchachos entendían a la perfección ese oculto placer
de evadirse del mundo tan sólo para zapar con amigos. Dejar todo atrás,
preocupaciones, obligaciones, deberes y honores; y ponerse detrás de un
instrumento musical para convertirse en el engranaje que haga que un esfuerzo
artístico en conjunto funcione. Entenderse sólo cruzando miradas, sin poder
hablar para no perder la cadencia de versos y coros. Hacer señas con las cejas;
ya que las manos están demasiado ocupadas haciendo algo que eleva nuestro
espíritu. Reírse juntos de errores, alegrarse al encontrar nuevas ideas,
batallar ideológicamente para decidir qué dirección tomar, frustrarse ante la
falta de avances, volverse loco escuchando el mismo tema una y otra vez sólo
para tratar de encontrar aquél detalle que falta. No hay muchas maneras de
describir lo que esa experiencia extática significa. Sólo el que participa de
alguna forma colectiva de arte me entenderá: “Estoy
tan cansado de estar solo, todavía tengo tanto amor para dar. Por favor, ¿me
demostrarías que te importa lo que digo? Todos tienen a alguien sobre quien
apoyarse. Pon tu cuerpo junto al mío, y soñemos juntos”. ¡Feliz
Deprimartes!