Deprimartes voyerista:
Soledad de las soledades, qué solo que está quien tan sólo
se dedica a mirar, aunque ese sea su trabajo. Clásico de clásicos de Dire
Straits, donde el maestro de maestros Mark Knopfler desgrana extrañas melodías
con su guitarra -curiosamente, se lo ve escribiendo con la zurda, y toca la
guitarra con la derecha-, y justo él cuenta con todo el derecho para hacerlo. Y
es que Mark es uno de los mejores guitarristas que un grupo de Rock haya visto,
y en algo aventaja a la mayoría: evita usar el plectro o púa tan típicamente
utilizado por cualquier guitarrista; él toca usando únicamente sus dedos. Con
esa técnica logra transmitir mucha más sensibilidad a la hora de arpegiar sus
cuerdas.
En su melancólica compañía, echémosle pues una mirada al
oficio del investigador privado… Pequeñas delicias de una vida sin sentido: “Un misterio para mí, el juego comienza; por la tarifa
habitual, más los gastos; la información confidencial la voy anotando en mi
diario. Al fin de cuentas, esta es mi investigación, y no un informe público.
Voy chequeando los reportes, removiendo la suciedad, las hay de todas clases en
este trabajo. Mentiras y traiciones, siempre hay una excusa para eso; y cuando descubro
el por qué, todavía no le encuentro explicación”.
La voz de Knopfler es el eco desganado de un espíritu asqueado
de la gente, alguien que vive cercado por los miasmas de los seres de alma
putrefacta a quienes debe investigar. Su voz juega también como el relator en
primera persona tan típico del policial negro, que nos invitaba a adentrarnos
en las resquebrajaduras de ese mundillo decadente y oscuro, pero que en este
caso logra llegar a una interesante reflexión final; como si fuera un momento
de iluminación proveniente de alguien que parece haber descubierto cuál es el
problema: “¿Y qué te queda al final del día? ¿Qué
te queda para seguir adelante? Una botella de whisky y una nueva sarta de
mentiras; las ventanas cerradas, y una terrible jaqueca. Marcado de por vida, y
sin compensación. Así son las investigaciones privadas”. Al menos, es un
principio. Porque, en definitiva, alguien que no reconoce que tiene un
problema, jamás se preocuparía por resolverlo. ¡Feliz Deprimartes!
¿Quién de mi generación no ha querido aprender a tocar la guitarra por la influencia de Mark Knopfler?? Yo no pude y siempre fue mi asignatura pendiente, quién sabe si en el futuro...Creo que es de mis canciones preferidas de Dire Straits que, me disculpen, siempre me gustó mas que el señor Knopfler en solitario.
ResponderBorrarDel oficio... ¿qué decir? esa soledad es lo que tiene vivir "la vida de los otros", no imagino otra para la imagen "romántica" de investigador de novela negra que tengo en mente, me niego a pensar en el concepto actual de buscador de infidelidades.
Es genial retomar temas, especialmente con geniales interpretaciones
Un beso