martes, 5 de noviembre de 2013
Capítulo 56: “Weight Of The World”. Ringo Starr. (1992)
Ringo, cual Billy Shears, se pone frente al
micrófono y nos invita a disfrutar de un show en el cual podremos apreciar a
distintos malabaristas, que no hacen mucho más que sostener el equilibrio
mientras soportan cargas pesadas. Es un colorido video de una muy simpática
canción, remarcada por los grandiosos arpegios de una guitarra eléctrica de 12
cuerdas; y donde uno adivina que todo está producido –otra vez- por el genial
Jeff Lynne: “Al final, parece que todo se trata de decidir
a quién vas a crucificar. Pero en realidad la cuestión es elegir entre decirle
adiós a tu pasado o a tu futuro”.
¿Quién nos hace pensar que tenemos que
soportar cosas sin necesidad? Probablemente estemos acostumbrados, gracias a
algo que tiene sus raíces en nuestra más tierna infancia: “Tal vez tu papá nunca te abrazó
como debía. Tal vez tu mamá sólo te abrazó tan bien como le salió. Toda alma
guarda un secreto, guárdatelo o compartelo, pero el pasado se fue; así que dime
por qué sigues cargando con todo ese peso”. Es obvio que una actitud sumisa y resignada
tiene su origen en nuestros traumas de la niñez. Pero –y aquí está nuestra gran
ventaja- al menos hoy podemos darnos cuenta. Porque uno jamás se preocuparía
por solucionar un problema que no sabe que tiene: “Podríamos volar tan alto... Y
sin embargo,
seguimos llevando todo ese peso, el peso del mundo, aplastándonos, rompiéndonos
la espalda, pesando como una roca. Antes de que sea demasiado tarde, hay que
deshacerse de él, bajarlo de los hombros. Sé cuánto nos han usado, pero es hora
de quitarse de encima todo eso”. ¡Cuánto nos han usado, querido Ringo!
Este pequeño hombrecito, que prácticamente inventó
cómo tocar la batería en el rock, es un subestimado genio tras sus tambores, y un
actor cómico muy capaz; que terminó por convertirse últimamente en una suerte
de gurú de la actitud “peace & love” que pregona frente a quien se le
plante: “Ese peso no
nos deja avanzar, y ya se está haciendo tarde. Culpa al destino si quieres, lo
que pasó, pasó; pero déjalo en el pasado, porque ya nos estamos poniendo viejos”.
Pasados largamente sus setenta años, parece haber llegado de una manera
más que digna al otoño de la vida, habiendo logrado mantener el equilibrio en
la balanza de su propio destino. Ringo supo hacerse muy querido en el ambiente
artístico a fuerza de su gracia y simpatía, y siendo alguien a quien jamás hay
que tomar demasiado en serio. Tal vez, ese sea el secreto de la felicidad. ¡Feliz Deprimartes!
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