martes, 29 de octubre de 2013

Capítulo 55: “Someplace Else”. George Harrison. (1987)




Deprimartes melómano:



“Entraste en mi vida, no sé cómo me encontraste, pero me detuviste justo cuando me encaminaba hacia otro lugar. Me tomó un tiempo decirte: ‘Desearía que seas mía’, y ahora estoy triste como nunca lo estuve, lamentando que nos hayamos separado. Tal vez por un rato, podrías reconfortarme, y quedarte abrazada a mí. Porque te necesito a mi lado, ahora que mi mundo está tan desordenado”. Hay dos cosas que extraño del querido George Harrison. Una era su forma glamorosa de demostrarle a todo y a todos que todo le importaba un rábano. Eso lo convirtió en un ser muy auténtico. Fue el beatle callado, el beatle místico, el beatle tapado; un verdadero caballo oscuro que aprendió a acallar la locura adolescente que rodeó el fenómeno de los Fab Four y logró escuchar su voz interior, la cual tenía un inconfundible acento hindú. Una vez encontrada la voz del alma, uno no tiene otra opción más que ser uno mismo. Y es que todo lo demás, simplemente ya no importa.


La otra cosa que extraño de él son sus solos de “slide”, esa técnica que consiste en tocar la guitarra utilizando un pequeño tubo metálico o de vidrio en un dedo y que hace que las cuerdas suenen de una forma tan melosa. Y el viejo George hacía que su guitarra llorara como un violín azucarado, como en este hermoso tema, en el cual trata de entender el sentimiento que nos queda cuando un amor se nos está muriendo: "Me gustaría que no tuvieras que irte, tal vez así me dejarías entender por qué eliges quedarte más triste que nunca, lamentando que nos hayamos alejado. Y así, por un rato, yo podría reconfortarte y tú te quedarías en mi mente. Te necesito a mi lado, ahora que mi mundo está tan triste y loco”.

George, como buen afecto al séptimo arte que era –llegó a tener su propia y exitosa productora cinematográfica-, participó con este tema en la banda sonora de la película “Shanghai Surprise”, con Madonna y Sean Penn, tema luego reversionado magistralmente para su exitosísimo álbum de 1988 “Cloud Nine” con la producción de su gran amigo y compañero de banda en The Travelling Wilburys, el genial Jeff Lynne, ex líder de la Electric Light Orchestra. En fin, demasiado talento junto… “Soledad, caras vacías, me gustaría poder dejar todo eso en algún otro lugar... Sí, creo que voy a dejarlos en algún otro lugar". Lo mismo voy a hacer yo, querido George. ¡Feliz Deprimartes!

martes, 22 de octubre de 2013

Capítulo 54: “Redemption Song”. Bob Marley. (1980)



Deprimartes esclavizado:

“Los viejos piratas me tomaron y me vendieron a un barco mercante. Minutos después me sacaban de un oscuro pozo, pero mi mano ya se había hecho fuerte, gracias al Todopoderoso. Ahora somos una generación que avanza triunfante”. El silencio litúrgico que rodea esta melodía se quiebra sin oponer resistencia ante la solitaria garganta del genial Bob Marley, el primer artista del Tercer mundo en hacerse famoso dentro de la cultura Rock. Su canto se hace una lágrima que invita al sollozo compartido, en la esperanza de una libertad final: “¿No me ayudas a cantar esta canción de libertad? Porque es todo lo que me ha quedado... Esta canción de redención”.

Esta canción descarnada, llena tanto de dolor como de esperanza, nos cuenta la historia moderna de la raza negra, que aún espera y confía en que el Emperador etíope Haile Selassie sea ese hombre santo que los devuelva a su África prometida: “¿Por cuánto tiempo más matarán a nuestros profetas, mientras nos quedamos parados mirando? Algunos dirán que las cosas son así, que tenemos que cumplir lo que está escrito”.

El enorme Bob representó como ningún otro el paradigma del músico reggae, con los ideales de la religión rastafari, su uso sacramental del cannabis, sus dreadlocks que abrevan en la imagen del León de Judá, y su prédica de paz y amor. Una temprana muerte víctima del cáncer lo ha transformado en una suerte de mártir en su Jamaica natal, y por supuesto, en el resto del mundo. Su voz se ha quedado en la conciencia colectiva como la de un profeta que llama al despertar espiritual, a la liberación de una raza, al alejamiento del miedo: “Emancípense de la esclavitud mental, sólo nosotros mismos podemos liberar nuestro pensamiento. No le tengan miedo a cosas como la energía atómica, porque nada de eso es tan poderoso como para detener el tiempo”. No tengamos miedo y vivamos, porque el tiempo avanza implacable, y cuando llegue a su fin, tan sólo nuestra propia conciencia nos pedirá cuentas acerca de qué hemos hecho con el tiempo que se nos ha dado sobre esta tierra.


¡Feliz Deprimartes!... Y ya que estamos... ¿No me ayudás a cantar esta canción? Porque es todo lo que me ha quedado...

martes, 15 de octubre de 2013

Capítulo 53: “Come Up And See Mee (Make Me Smile)”. Steve Harley. (1975)




Deprimartes bipolar:
Ah, éste tema sí que les va a gustar. De nombre, difícilmente lo conozcan, pero en cuanto lo escuchen seguramente les traerá algún que otro recuerdo. Aquí Steve Harley canta con un acento propio de un argot enrevesado y suburbano del inglés conocido como el “cockney” –de hecho, su banda se llama Cockney Rebel- para hablarle a una chica que lo dejó… Pero la verdad es que escribió este tema como un reclamo a sus ex compañeros de banda, que según él, lo habían dejado en ídem justo antes de afrontar el éxito: “Lo hiciste, rompiste todos los códigos. Tiraste toda tu rebeldía al piso. Arruinaste el juego, no importa lo que digas. Y sólo por dinero, qué aburrido... Ay, ‘Ojos azules’, ¿cómo puedes decir tantas mentiras?”.
Harley es un reconocido tecnófobo, alguien que tiene una aversión pronunciada hacia todo lo que signifique avance tecnológico. Quizá así se entienda un poco más el valor que él le da a sus interrelaciones humanas, especialmente sus amistades. Y el profundo dolor que le causó el desmembramiento de su banda: “No queda nada, te llevaste todo aquello en lo que creía. ¿Cómo puedes ignorar la fe que yo te tenía? Porque yo sé lo que es la fe, y todo lo que vale. Ya vete. Y no me digas que tal vez podamos volver a intentarlo”.
Esa campera tan vistosa usada sobre el torso desnudo daba cuenta muy gráficamente de lo que era la actitud brillante y ególatra de las estrellas del Glam Rock, esa moda musical que resultaría ser la sala de espera de lo que un par de años después se transformaría en la estética general de la música Disco. Los rock stars pretendían estar a una altura distinta de los demás. Tal vez por eso un simple plantón les dolía tanto: “No hay nada más, te lo llevaste todo. A lo mejor sólo te estuviste entreteniendo conmigo. Esto es un juego que debemos jugar. Pero gane o pierda, me es difícil sonreír. Pero debo resistir. Es de uno mismo de quien hay que esconderse”. Después de despacharse con todo tipo de reclamos, nuestro cambiante muchacho revela sus verdaderas intenciones: “Ven a verme, y hazme sonreír. Haremos lo que quieras, nos volveremos locos otra vez”. En fin... ¿Quién no tuvo esta clase de sentimientos encontrados con alguien? ¡Feliz Deprimartes!

martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo 52: “People Are Strange”. The Doors. (1967)



Deprimartes misántropo:



Por fin me doy el gusto de incluir al gran Poeta Eléctrico en mis Deprimartes: hoy nos visita el genial Jim Morrison, príncipe de juglares y dueño de su propia muerte. Paradigma del rock-star si los hubo, cuenta con una interesante particularidad: habiendo sido el frontman de una banda mítica como lo fue The Doors, el gran Jim detestaba el Rock. Como alguien mucho más cercano a la cultura anterior al hippismo, los beatnicks, era muy afecto a la música jazz y a la poesía como medios de expresión intelectual, en detrimento de nuestro agresivo Rock & Roll. Aquí, el Rey Lagarto nos describe con toda su musa lírica a la gente que se cruza por la calle: "La gente es extraña cuando tú eres un extraño, los rostros se ven horribles cuando estás solo. Las mujeres parecen perversas cuando nadie te quiere, y sientes que las calles te tienen rodeado cuando estás deprimido".

Jim Morrison y el tecladista Ray Manzarek se conocieron siendo estudiantes de cine, así que en honor a sus orígenes se puede decir que este videoclip hecho como homenaje en la década del '80 está realmente muy logrado, especialmente en su intención de mostrar la espantosa fugacidad de los encuentros que mantenemos en la calle con el vulgo anónimo. Nos podemos cruzar con un viejo desgranando notas en un acordeón, un niño acongojado aferrado a la cintura de su madre, un anciano asustado que se esconde detrás de un árbol, una señora vestida con un ridículo sombrero amarillo, otra llena de ruleros rosados, una mujer de luto acompañada de personas disfrazadas, gente ansiosa esperando para subirse a un ómnibus, un conductor apurado, un par de yonkis bailoteando como estúpidos, un travestido, un chino con anteojos espejados, un joven de inexplicables bombín y bastón… Son todas caras que se nos mezclan entre la multitud sin que eso nos importe un rábano. No por nada The Doors aparecen al final con sus caras mezcladas, como una única argamasa irreconocible, antes de que nos despida el mismo viejo que aún sigue haciendo rezongar su acordeón: "Cuando eres un extraño las caras parecen surgir de la lluvia, cuando eres un extraño nadie recuerda tu nombre, cuando eres un extraño… ¡Así es!".

Lo digo siempre: la gente es horrible. Digamos la verdad, todas esas personas que nos atropellan en la calle y que no conocemos... ¿No se ven horripilantes? Y se debe justamente a eso mismo, a que no las conocemos. Es un círculo vicioso, que hace que la otredad del prójimo simplemente nos genere terror. Tuve oportunidad de leer a H. P. Lovecraft, y a través de sus escritos se trasluce una sola cosa: la vida sólo puede causarte horror. Si bien sé que es una exageración, viendo a la gente de este video -muy parecida a la que veo en la calle- entiendo el por qué.

Gracias querido Jim por haberte ido de este mundo y haberte convertido en una suerte de profeta oscuro... ¿Realmente te fuiste?... ¡Feliz Deprimartes!

martes, 1 de octubre de 2013

Capítulo 51: “Rainy Days And Mondays”. Carpenters. (1971)




Deprimartes primaveral:

A no alegrarse tanto, que se viene la lluvia. Y todos sabemos que no hay nada que nos ponga tan melancólicos como la lluvia y (otra vez) los lunes: "Hablándome a mí misma y sintiéndome vieja. A veces me gustaría renunciar a todo, porque nada parece encajar. Voy dando vueltas por ahí, sin nada que hacer salvo fruncir el entrecejo. Los días lluviosos y los lunes siempre me han deprimido”.

Esta es una de las mejores voces femeninas que una persona pueda escuchar en su vida. John Lennon mismo se la encontró un día y llegó a decirle a esta mujercita que tenía la mejor voz del mundo. Hace no mucho tiempo vivió un pequeño milagro llamado Karen Carpenter, que junto con su hermano Richard formó un exitosísimo dúo melódico, aclamado por su soft-rock en plena década del '70. Justamente en ese tiempo, nuestro querido Rock & Roll bramaba complejidad sinfónica y furia pre-punk; y allí apareció Karen, sosteniendo su voz de una manera dulce y muy suave, como si al cantarnos nos acariciara el alma: “Lo que siento ha tenido sus idas y vueltas anteriormente. No hace falta que hablemos de esto, ya sabemos de qué se trata”.  Y además, increíblemente, era una gran baterista. Pero –y siempre hay un pero- se nos fue un día, sin siquiera haber cumplido los 33 años; dejándonos un vacío en los oídos, y poniendo frente a la opinión pública una enfermedad desconocida hasta ese entonces: la anorexia.

Se podía leer un espíritu taciturno en ese rictus tan extraño que tenía, esa pose tan típica de las personas que no saben estar en pose. Realmente no pertenecía aquí. Sus melodías que celebraban el triunfo del amor contrariado no lograban encajar con su vida carente de amor, básicamente, porque ella misma no lograba amar la imagen que le devolvía el espejo. Aquí nos canta mostrándonos su alma, con el mismo orgullo de quien expone cuadros en un salón de arte: “Me han dicho que lo que tengo se llama tristeza. Nada está del todo mal, pero realmente sientes que no perteneces a ningún lado. Voy caminando por ahí, como una especie de payaso solitario. Los días lluviosos y los lunes siempre me han deprimido”.

Al verla, a uno simplemente le hubiera encantado abrazarla con afecto y decirle: “¡Ánimo, niña! No te entristezcas, porque no eres la única que está sola. En el fondo, todos lo estamos”: “Es gracioso, pero parece que siempre termino aquí, contigo. Al menos, es lindo saber que alguien me quiere. Es gracioso, pero parece que es lo único que me queda por hacer: salir corriendo a buscar a la única persona que me ama”. Feliz Deprimartes para todos.