Deprimartes existencial:
"Cuando
era joven la vida me parecía maravillosa, un milagro; todo era hermoso y mágico.
Y los pajaritos en los árboles cantaban tan felizmente, mirándome juguetones y
alegres... Y entonces me enviaron a aprender cómo ser sensible, lógico, responsable,
práctico. Y me mostraron un mundo del que podía ser tan dependiente, clínico,
intelectual, un cínico". Terminaba la década de los ’70 y había un particular
mega grupo británico carente de guitarras eléctricas y que se negaba a subirse
a la fiebre disco. Parece que no les iba demasiado eso de ponerse a bailar
debajo de una bola de espejos sin darle espacio al pensamiento crítico. Así que
hicieron música para los que no bailaban. Música para los que preferían
mantenerse ocupados pensando.
Supertramp, con su batería de
pianos eléctricos, le dio sonido a un verdadero manifiesto existencialista.
Musicalizó ese momento tan extraño -tanto que roza la demencia- en el cual uno
empieza a perder su paradigma de vida y tiene la extraña sensación de que algo
no está bien, pero no sabe exactamente qué es lo que anda mal: "Hay momentos, cuando todo el mundo duerme, en que
las preguntas se vuelven demasiado profundas para una mente tan simple como la
mía. ¿Quieres explicarme por favor, qué fue lo que nos enseñaron? Sé que suena
absurdo, pero; por favor... ¡Dime quién soy!... ¡¿Quién soy?!".
En cierto momento de la vida, todos
nos hemos visto involucrados en algún tipo de estamento en el cual se nos
pretendía enseñar a ser “personas de bien” -colegio, club, iglesia, grupos
sociales, etc.-. Ahora, no quiero volverme odioso diciendo que yo tuve mi
propio karma en un lugar en el cual me decían lo que estaba bien y lo que
estaba mal, pero simplemente cada uno visualice su propio lugar, y recuerde que,
si le surgían pensamientos críticos, sus compañeros seguramente les decían algo
como esto: "Ten mucho cuidado con lo que dices,
o todos terminarán llamándote radical, liberal, fanático, criminal. Anótate y
ven con nosotros, nos gustaría sentir que eres aceptable, respetable, presentable...
¡un vegetal!".
La canción es, en el fondo, una
enorme crítica al sistema educativo, pero por lo visto, la crítica también
puede ser aplicada a cualquier otro de los planos mencionados. Como síntesis y
resultado, aquí les dejo el verso final: “Porque
ahora estoy pensando lógicamente… Uno, dos, tres… ¿cinco?... Me estoy volviendo
poco creíble”. ¡Viva el pensamiento crítico! ¡Feliz Deprimartes!
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