Deprimartes seducido:
Ese gran autor y músico neozelandés llamado Neil
Finn, antes de cantarle odas al dragón que habita en la montaña solitaria,
lideraba esta muy buena banda, con la cual nos relata una crónica de todo
aquello que supuestamente no debe hacerse: "Abriste
la puerta, y yo no podía creer mi suerte. Tú, con tu nuevo vestido azul,
quitándome la respiración. La cama es tan suave y cálida, eso sí que no podría
hacerme daño. Estás mostrándome cómo caer en la tentación". Consideraciones
sobre un amor prohibido, que por algo está prohibido, por algo no debe ser. Reflexiones
sobre todas las emociones que nos enciende el sólo hecho de tratarse de algo
que no está permitido. Y también sobre todos los grados de paranoia que nos despierta
lo que dirá el resto del mundo si se entera: "Mientras me iba, me miraste por medio segundo, con una
abierta invitación a caer en la tentación, sabiendo muy bien que todo el mundo
se rebelaría. En la tentación, sintiéndome seguro en los brazos abiertos del
infierno. Podríamos irnos navegando hacia allí, descender, y perdernos por
quedarnos demasiado tiempo… En la tentación. Justo adonde perteneces".
Poesía pura para el siguiente verso. Nunca están
demás unas gotas de poesía: “Una maraña de palabras
nerviosas, no podrían revelar nuestra traición. Esta frase es todo lo que
poseo, pero el precio por pronunciarla es ver cómo fracasa”. No creo que haya una mejor forma de describir
poéticamente la vanidad de una excusa poco creíble. Pocas palabras valen más
que un hecho…
Como si su intención principal fuera la de
plasmar estados de ánimo melancólicos y contemplativos, el video va atravesando
distintos planos en los que prima el blanco y negro, el sepia, el ámbar. Por unos
momentos se vuelve de un azul gélido, casi mortuorio. No hay nada que hacer, la
tristeza es fría y monocorde; pero maravillosamente hipnótica: “El culpable no consigue dormir en esas lentas últimas
horas de la mañana. La experiencia aquí no vale de mucho, debí haber escuchado
las advertencias. Pero la cama era tan suave y cálida… No hay forma de romper
este hechizo… No le digas a nadie”. No le digan a nadie. Que este Deprimartes
sea un secreto compartido, esa clase de secretos que uno se lleva a la tumba
con una última y triunfal sonrisa.
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