martes, 4 de diciembre de 2012

Capítulo 11: “Ruby Tuesday”. The Rolling Stones. (1967)






Deprimartes brillante:



No podían faltar en los Deprimartes los primeros y eternos chicos malos de la historia del rock, así que aquí están The Rolling Stones con un tremendo bajón por culpa de una mujer -cuándo no...-: “Ella nunca te dirá de dónde vino. Ya no importa lo que pasó ayer, mientras el sol esté brillando, o aún en la noche más oscura, nadie sabe cómo pero ella va y viene. Adiós, Martes Rubí. ¿Quién podría llamarte de otra forma que no sea esa? Cuando cambies, al igual que cambian los días, todavía seguiré extrañándote”.



Hay algunos que parecen vivir sus días con toda la intención de dejar un cadáver joven. Desde mediados de los años sesenta se hizo muy presente dentro del movimiento rock la idea mítica de vivir la vida al límite y dejar este mundo en medio de excesos, algo que había comenzado en la década anterior con el malogrado personaje de James Dean en la película “Rebelde sin causa”, fogoneado tanto por la muerte del mismo actor como por la pérdida de otro ídolo joven, el rockero Buddy Holly. Y dentro del mundillo rock, no sólo los músicos seguían este tipo de vida suicida, sino también sus admiradores. De la historia de una de ellos estamos hablando, una groupie fanática que sigue a sus ídolos en todas sus giras, y que se niega a volver a la limpia vida terrenal: “No pregunten por qué ella necesita tanto ser libre. Porque si lo hacen, sólo les responderá que esa es la única manera de vivir. Ella no puede quedarse encadenada a una vida en la que nada se gana y nada se pierde, a semejante costo”.



A lo largo de nuestra juventud, huimos de los compromisos, que en nuestras pesadillas se transforman en cadenas. Sentar cabeza es, para muchos, convertirse en un engranaje más de esta maquinaria sin sentido llamada sociedad. Y muchos, como la protagonista de la canción, deciden permanecer vírgenes de cadenas, y flotar como una hoja que se lleva el viento. Parafraseando a Kundera, será por esa misma insoportable levedad del ser que muchos dejan este infierno en lugar de acostumbrarse a él: “‘No hay tiempo que perder’, le escuché decir. Siempre decía eso de alcanzar sus sueños antes de que se escapen. Y en realidad se estaba muriendo todo el tiempo. Porque si pierdes tus sueños, lo que en verdad terminas por perder es la cabeza. ¿No es la vida injusta?”. Sí, la vida es injusta. Tal vez por eso algunos quieren abandonarla tan rápido como se pueda... Adiós, Martes Rubí, y feliz Deprimartes.

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