martes, 17 de octubre de 2017

Capítulo 190: “River Man”. Nick Drake. (1969)



Deprimartes fluvial:

“Betty vino por su propio camino, y dijo que tenía algo que contarme acerca de las cosas que pasan hoy en día; y de las hojas que ya han caído. Dijo que no había estado escuchando las noticias, no tuvo tiempo de decidir en qué manera iba a perder; pero aún creía”. Si hay una joya escondida en el arcón del Rock, esa joya se llama Nick Drake. Artista absolutamente incomprendido por los habitantes de la era en que le tocó vivir, muy de a poco su brevísima obra fue abriéndose paso en el talento de otros numerosos artistas de renombre; que reconocían a viva voz la influencia de los versos oscuros de este poeta maldito: “Voy a ver al hombre del río, le voy a contar todo lo que sé acerca del plan para la época de las lilas. Si él me dice todo lo que sabe acerca de la manera en que fluye su río, espero que la noche se muestre en todo su esplendor de verano”.

Aún hoy hay debates encendidos sobre qué querían decir sus rimas. Y si eran enrevesadas sus letras, ni qué hablar de las afinaciones enfermizas con las que le gustaba trabajar. Drake tensaba y destensaba las cuerdas de su guitarra para lograr configuraciones muy poco ortodoxas, intentando dibujar acordes de sonidos extraños y arracimados; siempre inquietantes para el oído. Y cuando se daba el gusto de tocar con una afinación regular, como en esta canción, sacaba algún otro truco de su manga como para sonar de manera casi inclasificable. Este tema está arpegiado en un ritmo de 5/4, algo muy poco común para una canción a ejecutar con una simple guitarra; lo cual le da al ritmo esa sensación de avanzar torpemente: “Betty me dijo que hoy estuvo rezando para que el cielo despejara, o tal vez rezaba para que se quedara nublado; ella no estaba segura. Porque cuando pensaba en la lluvia de verano viniéndole a su mente una y otra vez, ella dejaba de sufrir y se quedaba esperando por más”.

Tan desapercibido pasó Nick por esta vida que no existe filmación alguna de su desempeño profesional. Sólo tenemos fotos de él, y los testimonios de la gente que llegó a compartir algún momento de su vida; entre los que prevalece la coincidencia de pensar que en realidad nadie lo conocía demasiado. Híper retraído, con una personalidad críptica, detestaba tocar en público y dar entrevistas. Tal vez éstas hayan sido razones de peso para que fuera prácticamente un desconocido: “Voy a ver al hombre del río, le voy a contar todo lo que sé acerca de la prohibición de sentirse libre. Si él me dice todo lo que sabe acerca de la manera en que fluye su río, entonces me daré cuenta de que esto no es para mí”. Nick, luego de editar tres discos que casi no se vendieron, se dio por vencido. Era una persona con una tendencia natural a la depresión, así que con tan sólo veintiséis años renunció a todo y se fue a vivir por un último tiempo a casa de sus padres. Allí murió una trasnoche de una sobredosis de somníferos, se fue a dormir y jamás se despertó. Quizás aún esté soñando con el plan que tenía para la época de las lilas... Y si su muerte fue un accidente o algo premeditado, es el último misterio con que suele dejarnos pensando todo potencial suicida.

Lo dicho, no hay imágenes en movimiento del buen Nick en su vida adulta. Y este videoclip, hecho con motivo de un relanzamiento de su discografía, está compuesto tan sólo por fotos suyas… Pero detengámonos un segundo para ver el rostro que aparece en esas fotos. Es el rostro de un niño. De un niño perdido, un niño que contempla la vida y no la entiende. O que simplemente, no le gusta. Tal vez a ese niño le parezca que hay demasiado dolor en este mundo lleno de gente como para poder disfrutar de una felicidad que se le revela a cuentagotas. Contemplando su figura taciturna, en blanco y negro y más allá del tiempo, uno siente unas ganas desgarradoras de correr a darle un abrazo. Sea por la razón que sea, conocer la obra de Nick Drake es un trago agridulce; pero me alegro tanto de que el torbellino del olvido no se haya devorado su nombre, junto con el de todas esas personas anónimas que lo ignoraron y a quienes él veía ir y venir sin prestarle la más mínima atención al dolor que él sentía: “Oh, cómo van y vienen…”. ¡Feliz Deprimartes!

2 comentarios:

  1. Gracias por traer estas historias Gente común que a través de la música, devela sus más íntimos sentimientos,su sentir, su padecer. El tono, las letras, dicendmucho de la persona.
    NoNencontró suslugar en este mundo, porque estaba despierto!

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  2. Gracias por tu comentario. Es un verdadero honor para mí poder escribir algunas líneas sobre esas vidas que pasaron y dejaron algún tipo de estela artística. Sentir el arte, en cierta manera, es sufrir. Y plasmarlo para el disfrute de los demás, es sufrir aún más. Te invito a seguir este blog, lee y comenta la entrada que gustes. En un tiempo es muy probable que haya alguna temporada más de Deprimartes. Saludos.

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