martes, 5 de septiembre de 2017

Capítulo 184: “Das Model”. Kraftwerk. (1978)



Deprimartes modelado:

Si bien el Rock & Roll es una invención intrínsecamente norteamericana, devenida de la mixtura entre su Country blanco y su Blues negro; y si bien todavía hay que reconocerle el importantísimo aporte que las Islas Británicas le han hecho a su evolución, hay un subgénero del mismo que nada tiene que ver con el habla inglesa. La electrificación de los instrumentos musicales, sin la cual el Rock jamás podría haber expresado su energía y su ira, era parte de un progreso tecnológico que no iba a detenerse. El siguiente paso obligado era lograr que los instrumentos ya no se amplificaran o distorsionaran, sino que pudieran crear nuevos sonidos, unos nunca antes escuchados por oídos humanos. Estaba todo listo para la aparición de los primeros sintetizadores. Y luego de varias intervenciones rutilantes, su inclusión total como único instrumento musical en una banda la logró un grupito de jóvenes alemanes, que como no encontraban teclados que reprodujeran los sonidos que ellos imaginaban, construyeron los suyos propios. ¿El nombre de esta banda? Kraftwerk. Nada más ni nada menos que los creadores de la Música Electrónica, la misma que con el tiempo aportó a la Cultura Pop nombres tan importantes como los de Jean Michel Jarré, Mike Oldfield, Vangelis, Gary Numan, Depeche Mode, Pet Shop Boys, Erasure, etc.

Aquí Kraftwerk presenta uno de los primeros y más logrados riffs de sintetizador de la historia, y lo hace para hablarnos de otra automatización, la de las mujeres: “Ella es una modelo y se ve muy bien, y hoy me la llevaré con todo gusto a mi casa. Ella se comporta tan fríamente que nadie se le acerca, pero frente a la cámara se muestra tal cual es en realidad”. Desde el advenimiento del Rock, ha crecido de su mano el culto a la juventud y a la eterna hermosura. Antes, los niños querían crecer para ser adultos. Ahora todos queremos ser por siempre veinteañeros. Y donde mejor se ve esto es en el horrendo mundo del modelaje y de la alta costura. Las modelos son mujeres jóvenes a las cuales se les enseña a caminar con estilo, antes que a perseguir una carrera universitaria. Se les enseña que vomitar no es tan terrible, siempre y cuando estén delgadas. Las “mannequins” deben verse siempre preciosas, no importa para nada cómo sean en su interior. Y es por eso que la mayoría de ellas tienen la actividad cerebral de un simio en cautiverio. Son sólo pobres seres estúpidos cuya única valía es su hermosura, la cual por simple ley de vida día a día se desvanece. No por nada es que cuando se avecinan a los treinta años, y sienten que el calendario se les cae encima, no hacen mucho más que recurrir a un bisturí con el cual intentar engañar el tiempo… Como si eso se pudiera…: “Ella siempre va a los clubes nocturnos y sólo bebe champagne (¡correcto!), y allí tiene a todos los hombres a sus pies. Su joven sonrisa se destaca bajo la luz de los reflectores, ella se ve bien y su belleza le dará dinero”.


La lógica de Mercado hace que las modelos se presenten como productos que compiten por la atención de la mirada masculina. Pero si lo pensamos bien, esto mismo a menor escala es lo que hacen todas las mujeres. Una mujer siempre ve a otra mujer como competencia: “Ella se exhibe como si fuera un producto de consumo ante la mirada de millones de ojos, y su nueva apariencia es simplemente fabulosa. Ahora que ella consiguió todo lo que quería, yo siento que debo verla otra vez”. En más de una ocasión me han preguntado si creo que existe la amistad entre un hombre y una mujer, y siempre respondo lo mismo: “Por supuesto que creo que existe la amistad entre un hombre y una mujer… La que no estoy muy convencido de que exista es la amistad entre una mujer y otra mujer”. No quiero decir que dos mujeres no puedan ser amigas, es sólo que por el hecho de verse entre sí como competidoras, esa relaciónón suena más bien a pacto de no agresión; en el fondo nunca parece del todo sincera. Una mujer disfruta de generarle envidia a sus amigas, algo impensable entre dos hombres; que como por lo general no compiten por nada, se dedican más a disfrutar de una amistad sin paranoias y sin tener que andar leyendo entre líneas. ¡Feliz Deprimartes!

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