martes, 14 de marzo de 2017

Capítulo 159: “Bad Girl”. Madonna. (1992)



Deprimartes desangelado:

Suelo hacer la broma de que la música de Madonna dejó de gustarme hace como tres décadas… Y es absolutamente cierto. Sus primeros tres discos son excelentes ejemplos del sonido de mediados de los años ’80, pero de allí en más tan sólo se dedicó a considerarse una abanderada a la hora de emprenderla contra todos los estereotipos, sin que nadie se lo pidiera; y en muchos casos, sin que fuera ni siquiera necesario romper ningún estereotipo. Es por eso que en su momento esa actitud cansó un poco a una buena parte de la crítica, que le dio la espalda durante casi toda la década del ’90. El video que aquí presento probablemente fue su último intento de hacer algo serio, sin que le ganara esa extraña necesidad que tienen todos sus videos de tener que terminar la noche obligatoriamente en una discoteca: “Algo se ha perdido y no sé por qué. Siempre siento la necesidad de ocultar mis sentimientos de ti. No sé si es de mí o de ti que tengo miedo, pero sigo diciéndome que voy a demostrarte de que estoy hecha”.

“No puedo dejarte ir, y no quiero causarte ningún dolor; pero te sigo amando como siempre, y para mi siempre serás mi bebé. En mi corazón sé que nos separamos, y ya no sé por dónde empezar. ¿Qué puedo hacer? No quiero sentirme triste”. Aquí se nos presenta el terrible vacío existencial en el que vive la protagonista de esta historia, una empresaria exitosa que siente una irrefrenable compulsión por cubrir su abismo con excesos de tabaco, alcohol y hombres anónimos y ajenos. Lleva adelante una vida triunfante y aburrida, de un color dorado opacado por la falta de fracasos. Esto la lleva a finalmente aceptar caer en las manos de un asesino, como si quisiera darle algún tipo de sentido a una existencia tan hueca por el simple hecho de decidir con quién hallar la muerte. En la última toma, ese infantil jugueteo que hacen sus piernas mientras se eleva al cielo nos da una idea de que está feliz por su destino, de que va hacia un lugar mejor, un lugar en el cual descansar de la enorme infelicidad que la convertía en una mujer de alma filosa: “Chica mala, borracha a las seis de la tarde, besando los labios de cualquiera, fumando demasiados cigarrillos. No me siento feliz cuando actúo así”.

¿La Reina del Pop? Tal vez lo sea, pero es fácil recordar que a Michael Jackson lo llamaban el Rey del Pop y el título no le quedaba para nada grande. Y no es que Madonna Louis Ciccone no haya hecho méritos para obtener un título así, sino que el simple hecho de que ella sea el mayor exponente del Pop con la música que hace hoy en día, habla muy mal del Pop mismo. La música popular, por su propia naturaleza, necesita agradar a las mayorías, justamente por su carácter de producto masivo; mientras que la movida rockera siempre ha apuntado a ser una expresión artística de rebeldía contra todo lo que ya estaba establecido. No se sabía qué podía llegar a salir de una mezcla con tanto contraste. Pero una vez que logró a principios de los años ’60 amalgamarse con el Rock, el Pop no sólo le inyectó una enorme fuerza creativa a la incipiente música juvenil, sino que lo colmó de texturas novedosas, de posibilidades ni siquiera soñadas hasta ese entonces, y lo catapultó hacia horizontes que nunca antes una expresión musical había creído poder llegar. En suma, el Rock no sólo llegó a ser lo que ha sido gracias a su matrimonio con el Pop; también el Pop mismo creció exponencialmente para alcanzar a todo tipo de audiencias. Pero ya pasados los años, podemos decir que hoy en día la música popular se ha convertido en un somero ritmo repetitivo sin la menor intención de transmitir ningún tipo de mensaje, cantado por estrellas preadolescentes, y destinado tan sólo a ser bailado en oscuros boliches por chicos gays y por niñas sin cerebro. Pobre Pop, ¿qué fue lo que te pasó?...


“Algo ocurrió y no puedo volver las cosas atrás, siento que quedo hecha pedazos cada vez que alejas tu corazón de mí. Lo que ocurre ahora es que sé que no te merezco. Me pregunto cómo es que siempre termino lastimándote”. El álbum de 1992 “Erotica” del que se desprende esta canción es sólo una basura pretenciosa. Cada canción parece no querer otra cosa más que aguijonear tabúes todo el tiempo, con muy poco sentido del gusto; y es por eso que éste fue el primer revés comercial serio para Madonna. Y aún así, aquí está este video hermoso… No es tan difícil darse cuenta de por qué este video está tan logrado. Tiene un increíble director detrás de cámaras: el genial David Fincher, quien además de ser el responsable de filmar videoclips para nada menos que Sting, Steve Winwood, Roy Orbison, Aerosmith, Michael Jackson y The Rolling Stones, ha sido el director de películas de la talla de “El curioso caso de Benjamin Button”, “La habitación del pánico”, “El Club de la pelea”, “Siete Pecados Capitales”, y –una de mis preferidas- “El juego”. En el video destaca el papel del genial Christopher Walken, que parece ser un ángel de la guarda frustrado, encargado de hacerle entender a la protagonista que tal vez su paso hacia el otro plano será lo mejor que pudiera ocurrirle en medio de una vida tan gris. No por nada es el mismo ángel quien le da el último beso de la muerte, como haciéndole un favor, porque puede escucharse claramente a Madonna decir en el video esta simple letanía: “No soy feliz”. En cierta manera, nadie lo es; así que… ¡Feliz Deprimartes!

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