Deprimartes
desangelado:
Suelo hacer la
broma de que la música de Madonna dejó de gustarme hace como tres décadas… Y es
absolutamente cierto. Sus primeros tres discos son excelentes ejemplos del sonido
de mediados de los años ’80, pero de allí en más tan sólo se dedicó a
considerarse una abanderada a la hora de emprenderla contra todos los
estereotipos, sin que nadie se lo pidiera; y en muchos casos, sin que fuera ni
siquiera necesario romper ningún estereotipo. Es por eso que en su momento esa
actitud cansó un poco a una buena parte de la crítica, que le dio la espalda
durante casi toda la década del ’90. El video que aquí presento probablemente
fue su último intento de hacer algo serio, sin que le ganara esa extraña
necesidad que tienen todos sus videos de tener que terminar la noche
obligatoriamente en una discoteca: “Algo se ha
perdido y no sé por qué. Siempre siento la necesidad de ocultar mis
sentimientos de ti. No sé si es de mí o de ti que tengo miedo, pero sigo
diciéndome que voy a demostrarte de que estoy hecha”.
“No
puedo dejarte ir, y no quiero causarte ningún dolor; pero te sigo amando como
siempre, y para mi siempre serás mi bebé. En mi corazón sé que nos separamos, y
ya no sé por dónde empezar. ¿Qué puedo hacer? No quiero sentirme triste”. Aquí se nos presenta el terrible vacío existencial en el que vive la
protagonista de esta historia, una empresaria exitosa que siente una
irrefrenable compulsión por cubrir su abismo con excesos de tabaco, alcohol y
hombres anónimos y ajenos. Lleva adelante una vida triunfante y aburrida, de un
color dorado opacado por la falta de fracasos. Esto la lleva a finalmente
aceptar caer en las manos de un asesino, como si quisiera darle algún tipo de
sentido a una existencia tan hueca por el simple hecho de decidir con quién
hallar la muerte. En la última toma, ese infantil jugueteo que hacen sus
piernas mientras se eleva al cielo nos da una idea de que está feliz por su
destino, de que va hacia un lugar mejor, un lugar en el cual descansar de la
enorme infelicidad que la convertía en una mujer de alma filosa: “Chica mala, borracha a las seis de la tarde, besando los
labios de cualquiera, fumando demasiados cigarrillos. No me siento feliz cuando
actúo así”.
¿La Reina del Pop?
Tal vez lo sea, pero es fácil recordar que a Michael Jackson lo llamaban el Rey
del Pop y el título no le quedaba para nada grande. Y no es que Madonna Louis
Ciccone no haya hecho méritos para obtener un título así, sino que el simple hecho
de que ella sea el mayor exponente del Pop con la música que hace hoy en día,
habla muy mal del Pop mismo. La música popular, por su propia naturaleza,
necesita agradar a las mayorías, justamente por su carácter de producto masivo;
mientras que la movida rockera siempre ha apuntado a ser una expresión
artística de rebeldía contra todo lo que ya estaba establecido. No se sabía qué
podía llegar a salir de una mezcla con tanto contraste. Pero una vez que logró
a principios de los años ’60 amalgamarse con el Rock, el Pop no sólo le inyectó
una enorme fuerza creativa a la incipiente música juvenil, sino que lo colmó de
texturas novedosas, de posibilidades ni siquiera soñadas hasta ese entonces, y
lo catapultó hacia horizontes que nunca antes una expresión musical había
creído poder llegar. En suma, el Rock no sólo llegó a ser lo que ha sido
gracias a su matrimonio con el Pop; también el Pop mismo creció
exponencialmente para alcanzar a todo tipo de audiencias. Pero ya pasados los
años, podemos decir que hoy en día la música popular se ha convertido en un
somero ritmo repetitivo sin la menor intención de transmitir ningún tipo de
mensaje, cantado por estrellas preadolescentes, y destinado tan sólo a ser
bailado en oscuros boliches por chicos gays y por niñas sin cerebro. Pobre Pop,
¿qué fue lo que te pasó?...
“Algo
ocurrió y no puedo volver las cosas atrás, siento que quedo hecha pedazos cada
vez que alejas tu corazón de mí. Lo que ocurre ahora es que sé que no te
merezco. Me pregunto cómo es que siempre termino lastimándote”. El álbum de 1992 “Erotica” del que se desprende esta canción es sólo
una basura pretenciosa. Cada canción parece no querer otra cosa más que
aguijonear tabúes todo el tiempo, con muy poco sentido del gusto; y es por eso
que éste fue el primer revés comercial serio para Madonna. Y aún así, aquí está
este video hermoso… No es tan difícil darse cuenta de por qué este video está
tan logrado. Tiene un increíble director detrás de cámaras: el genial David
Fincher, quien además de ser el responsable de filmar videoclips para nada
menos que Sting, Steve Winwood, Roy Orbison, Aerosmith, Michael Jackson y The
Rolling Stones, ha sido el director de películas de la talla de “El curioso
caso de Benjamin Button”, “La habitación del pánico”, “El Club de la pelea”,
“Siete Pecados Capitales”, y –una de mis preferidas- “El juego”. En el video
destaca el papel del genial Christopher Walken, que parece ser un ángel de la
guarda frustrado, encargado de hacerle entender a la protagonista que tal vez su
paso hacia el otro plano será lo mejor que pudiera ocurrirle en medio de una
vida tan gris. No por nada es el mismo ángel quien le da el último beso de la
muerte, como haciéndole un favor, porque puede escucharse claramente a Madonna
decir en el video esta simple letanía: “No soy
feliz”. En cierta manera, nadie lo es; así que… ¡Feliz Deprimartes!
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