martes, 30 de junio de 2015

Capítulo 125: “Badge”. Cream. (1969)





Deprimartes pasteurizado:



Había allá a mediados de la década del ’60, dos seres virtuosos a la hora de tomar sus instrumentos. Ellos eran el bajista Jack Bruce y el baterista Ginger Baker. Aún hoy entran en el ránking de los músicos más refinados que la música moderna ha tenido. Y coincidieron en un grupo que tenía una premisa totalmente innovadora para la época: ser sólo tres integrantes en una banda. Para eso, no tuvieron mejor idea que contactar a un joven guitarrista a quienes algunos llamaban irónicamente “Mano lenta”, mientras que otros, con cierto desparpajo, le apodaban simplemente “Dios”. Este guitarrista era un tal Eric Clapton. Señoras y señores, con ustedes, el Rock & Roll en su más fina expresión: “Estoy pensando en las veces en que te dejé manejar mi auto. Y ahora pienso que tal vez eso se te haya ido de las manos. Y también estoy pensando en todo el amor que me diste servido en bandeja”. Si estos tres músicos había algo que no tenían, era humildad. Y por eso mismo decidieron llamarse Cream, por ser la “crème de la crème”, lo mejor de lo mejor. Y vaya si lo eran, ya que tan sólo dos años de existencia les bastaron para ser recordados como el primer “Power Trío” que haya existido, y una de las piedras fundacionales del Rock Progresivo que terminaría por alumbrar las genialidades de Led Zeppelin, Jethro Tull, Pink Floyd, Yes y Genesis, entre muchas otras glorias.



Como si tanto talento comprimido no fuera suficiente, estos chicuelos tenían algunos amigotes que les podían prestar una ayudita. El autor de esta canción es nada menos que su gran colega, el beatle George Harrison, con quien Clapton compartió mucho más que su pasión por la música. Es conocida la anécdota acerca del título de esta canción, debida a la importante miopía de Eric. George había manuscrito la letra y la estructura de este tema en un papel, y allí donde estaba el espacio designado para el puente (“bridge” en inglés), Clapton leyó el título “badge” y preguntó: “¿Por qué el tema se llama así, si la letra no habla de ninguna insignia?”. De todas maneras, la letra no tiene mucho sentido. Es sólo una excusa para poder disfrutar de este éxito comercial que tuvo una banda eminentemente lírica. Si hasta se dice que un muy ebrio Ringo Starr irrumpió en el estudio para hablarles de unos cisnes que había visto en el parque: “Ya te había dicho que no deambularas en la oscuridad. También te hablé sobre los cisnes que están en el parque. Y después te hablé de nuestro hijo. Bueno, finalmente él se casó con Mabel”.


Aún así, y muy a lo George Harrison, la letra guarda un pequeño respiro existencialista al plantear una cierta verdad absoluta: “Ya te dije que la luz brilla y luego se apaga, ¿no te has dado cuenta de cómo esta vida gira como una rueda? Así que mejor levántate del suelo, antes de que bajen el telón. Sí, pueden bajarlo en cualquier momento”. Así es… El telón puede caernos en cualquier momento, la vida es una rueda, la luz brilla y se apaga. Todo es cíclico. Esta canción parece decirnos que disfrutemos, entonces, aún de los momentos malos; y que luego sigamos adelante: “Te estaba hablando acerca de una chica que se parece mucho a ti. Ella no tenía tiempo de estar esperando en una fila. Se la pasó llorando toda su vida, desde que salió de la cuna”. En este video los disfrutamos en la única reunión que hicieron, casi cuarenta años luego de haber grabado por primera vez. Los años habían hecho su trabajo en sus cuerpos, pero sus talentos eran como una bebida espirituosa. Cuantos más años pasan, su música más se disfruta. ¡Feliz Deprimartes!

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