Deprimartes aerostático:
Desde U2 a esta parte, Irlanda se
ha convertido en una tierra de revelaciones musicales. Especialmente llamativas
son aquellas voces que saben explotar la raíz celta que corre por sus venas. Es
el caso de Damien Rice, un cantautor cuyos temas apelan siempre a una atmósfera
devastada y solitaria, con letras plagadas de dudas que cobijan la angustia
sobre lo más básico de la escencia humana: “Claro… Déjame
afuera junto a la basura. Eso no es lo que yo haría. Este no es el mejor lugar
para estar pensando en ti. Es el peor momento para que aparezca alguien nuevo
en mi vida. Es un pequeño crimen, para el cual no tengo coartada”.
Su voz está ligeramente gastada,
como si transmitiera un cansancio no físico, sino más bien del alma. Es el
cansancio de ese espíritu cuya única función es buscar respuestas a preguntas
que no tienen forma: “¿Y eso está bien? Creo que
sí. Darte mi arma cuando sé que está cargada. ¿Eso está bien?... Porque si tú
no fuiste quien disparó, ¿cómo es que supones que fui yo?... ¿Eso está bien
para ti?”. El videoclip es un obvio y logrado homenaje a ese cortometraje
francés de mediados de los cincuenta llamado “Un globo rojo”, tal vez lo mejor
que alguna vez se haya filmado. La simpleza y efectividad de la
historia es la misma. Encontrar algo distinto que nos extirpa de nuestra
realidad opaca y se cuela como un rayo de sol entre las nubes grises de nuestra
vida. Un rayo de sol que hay que disfrutar, porque la felicidad tiene fama de
efímera; y suele despertar la envidia y la ira de los demás.
“Este
no es el mejor lugar para estar engañándote. Es el peor momento que ella me
está haciendo pasar”. La felicidad es un eco lejano que nos deja
añorando. Es algo tan inasible como el tiempo, y que más de uno nos quiere hacer
creer que es un estado que hay que alcanzar a toda costa. La felicidad es como
la lluvia, no se la puede convocar. Sólo hay que estar preparados para cuando
llega. Y entender que en algún momento se va… Para volver algún día.
A pesar de lo críptico de la
letra de este tema, es obvio el debate interno. Y al final, y luego de tanta duda,
se asoma la verdadera respuesta: “¿Eso está bien
para ti?... No”. No, no lo está. Nada está bien en realidad. ¡Feliz
Deprimartes!
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