Deprimartes clásico:
Hoy les traigo una joya de todos
los tiempos, un tema que sin dudas vive en el olimpo de las elegidas entre las
canciones existencialistas y melancólicas: "Hola,
oscuridad, mi vieja amiga, vine a hablar contigo una vez más; porque una visión
se arrastró suavemente y dejó sus semillas mientras dormía. Y la visión que
quedó plantada en mi cerebro, aún permanece dentro del sonido del
silencio". Paul Simon y Arthur Garfunkel formaron el que, para mi
gusto, es el mejor dúo de todos los tiempos. Las canciones que nacían de la
calidad compositora de Simon, sumado a su calidez interpretativa, encontraban
una altura inimaginada gracias a la limpia y estridente voz de Garfunkel; y al
contratono que surgía del encuentro de ambas voces. Todo un ejemplo de lo que
es la sinergia, ya que si bien ambos tuvieron alguna cuota de éxito por
separado, sólo fueron la sombra de lo que supieron ser en conjunto.
“En un
sueño sin descanso, caminaba solo entre angostas calles empedradas. Y bajo el
halo de una lámpara me levanté el cuello del saco para evitar el frío y la
humedad, cuando mis ojos fueron apuñalados por el resplandor de una luz de neón;
que resquebrajaba la noche y acariciaba el sonido del silencio”. Aquí nos
cantan sobre el hombre que durmió y se soñó profeta, vox clamantis in deserto,
y en su ensoñación les gritaba a las multitudes para que despertaran de la
alienación a la que los somete el “dios de neón”, la sociedad: "En la luz desnuda vi diez mil personas, tal vez más;
gente que conversaba sin hablar, gente que escuchaba sin oír, gente que
escribía canciones que nunca serían cantadas, porque nadie se atrevía a romper
el sonido del silencio. 'Tontos' les dije, 'ustedes no saben, el silencio crece
como un cáncer. Escuchen mis palabras, podría ayudarlos; tomen mis brazos, yo podría
salvarlos', pero mis palabras cayeron como silenciosas gotas de lluvia, e
hicieron eco en los pozos del silencio".
Toda una profecía sobre el
silencio improductivo, ese silencio lleno de ruido, que no aquieta la mente
sino que la mantiene atemorizada, y que se contrapone al silencio zen que
permite conectarse con uno mismo y que la misma canción invita a conocer sobre
el final: "Y la gente se inclinó y adoró al
dios de neón que ellos mismos habían creado. Y cuando se encendió era un cartel
luminoso en el que se iba formando, con cada letra, la siguiente advertencia:
'Las palabras de los profetas están escritas en las paredes del subterráneo, y
en los zaguanes de las casas... Y están susurradas en el sonido del silencio'”.
Maravilloso. Una canción que uno no puede más que escuchar en un silencio respetuoso.
Feliz Deprimartes.
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