martes, 20 de noviembre de 2012

Capítulo 9: “Pictures Of You”. The Cure. (1989)






Deprimartes contemplativo:

La intención de esta sección es darle un vistazo a todo el espectro de los sentimientos que rozan la tristeza, ese gran arco iris de todos los matices que van desde el azul al negro. Así que nada mejor que contar hoy con la visita del gran Robert Smith, para que nos ilustre sobre una ruptura amorosa: “Llevo tanto tiempo mirando estas fotografías tuyas que ya casi creo que son reales. Llevo tanto tiempo viviendo con tus fotografías que ya prácticamente creo que esas fotografías son lo único que puedo sentir”.

Mi enorme respeto a The Cure, ya que es probablemente la primera gran banda de la historia del rock que se dedicó casi exclusivamente a cultivar un costado depresivo y oscuro. No por nada han tenido tantos adeptos, que terminaron formando un movimiento “darkie” lleno de personajes que copiaban al señor Smith desde el costado estético, y que encontraban en su poesía desangrada la nota justa de esa melancolía que describe el vacío en que nos deja una separación: Te recuerdo parada en silencio bajo la lluvia, mientras yo corría para acercarme a tu corazón. Y nos besamos hasta que el cielo se enamoró de nosotros, y yo te abrazaba fuertemente, como queriendo compartir tus temores. Te recuerdo corriendo suavemente a través de la noche, eras más grande, más brillante y más amplia que la nieve que nos rodeaba. Y gritamos descubriendo los engaños, y le gritamos al cielo; y finalmente encontraste el valor para dejar todo atrás. Todavía te recuerdo tendida en mis brazos, llorando por la muerte de tu corazón. Estabas totalmente pálida, tan delicada en medio del frío; siempre estuviste como perdida en la oscuridad. Te recuerdo tal como siempre fuiste, como si estuvieras dulcemente sofocada, de un modo angelical; eras mucho más que todo… Quédate un instante más en mi memoria y luego desvanécete de a poco. Ahora abro los ojos, pero, como siempre, nunca veo nada…”. Extenso y muy poético relato de una evocación. A medida que pasan los años, y nos vamos poniendo viejos, nos encontramos a nosotros mismos conversando con nuestros recuerdos, cada vez con mayor frecuencia. Lo que estamos diciendo es algo así como: “Por favor, quedate en mi memoria y acompañame como un hermoso recuerdo”. Quedate conmigo para siempre de la única manera valedera, como un ideal brillante que me sirva de combustible para lo que me resta de vida. 
 
“Si al menos hubiera pensado en las palabras correctas, tal vez habría podido retener tu corazón. Si al menos hubiera pensado en lo que tenía que decir, hoy no estaría aquí, rompiendo todas tus fotografías”. Gran verdad, querido Robert. ¿Quién no se sorprendió en un arrebato de despecho rompiendo todo aquello que le recordaba a un amor que supo hacerlo feliz? ¿Quién no se recriminó el no haber podido encontrar el argumento justo como para retener a esa persona a su lado? En fin, ¿quién no lloró?: “Tanto tiempo pasé mirando estas fotografías tuyas, pero con eso no conseguí retener tu corazón. Tanto tiempo buscando la forma de serte sincero, pero siempre termino por romper tus fotografías. No había nada en el mundo que deseara con más fuerza que sentirte en lo más profundo de mi corazón. No había nada que deseara con más fuerza que no estar hoy aquí, rompiendo todas tus fotografías”. Hay que seguir adelante, así que… ¡Feliz Deprimartes!

1 comentario:

  1. Retener a una persona no tiene sentido. Lo mejor del amor es que sea espontáneo. No hay argumentos en el amor.

    ResponderBorrar